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La cultura molesta
Cada vez lo tengo más claro. La cultura molesta. Un individuo que sabe cosas, que está informado y que ha tenido una buena formación y acceso a la cultura es claramente más peligroso que uno que vive en la inopia y que consume televisión basura al mismo ritmo que un norteamericano come hamburguesas.
Es así y siempre lo ha sido. El poder nunca se ha preocupado por esconder ese temor hacia la cultura. El último ejemplo lo encontramos en el Gobierno español. Ya no hay Ministerio de Cultura en España. Ahora tenemos una secretaría de estado que depende de educación, cultura y deporte. Y la dirección general del libro, archivos y bibliotecas ni está ni se le espera.
El libro pasa a depender de la Dirección General de Políticas e Industrias Culturales, mientras que archivos y bibliotecas se incorpora a la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales. No deja de tener su gracia, porque las bibliotecas toda la vida han estado llenas de libros, así que no entiendo por qué el libro está bajo la dirección general de políticas e industrias culturales y bibliotecas bajo la tutela de la dirección general de bellas artes y bienes culturales. A menos que lo que pretendan fomentar que los libros sean productos de consumo sin más. Alguien debería informarles de que hay vida más allá de los Best Sellers.
En Canarias ya pasamos por eso en 2010 cuando el gobierno de Paulino Rivero en una de sus remodelaciones decidió terminar con la dirección general del libro. Tenemos turismo, para qué leer. El gobierno dejó claro que leer es una pérdida de tiempo y además no da dinero, así que no interesa.
Los libros han sido los grandes maltratados en la historia, quemados, prohibidos, censurados… y ahora ninguneados. Y parece que esta peligrosa tendencia a pisotear la cultura no va a terminar.
Derecho a la información
Artículo 20.
Se reconocen y protegen los derechos:
a. A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.
b. A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.
c. A la libertad de cátedra.
d. A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La Ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.
2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa.
3. La Ley regulará la organización y el control parlamentario de los medios de comunicación social dependientes del Estado o de cualquier ente público y garantizará el acceso a dichos medios de los grupos sociales y políticos significativos, respetando el pluralismo de la sociedad y de las diversas lenguas de España.
4. Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este Título, en los preceptos de las Leyes que lo desarrollan y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia.
5. Solo podrá acordarse el secuestro de publicaciones, grabaciones y otros medios de información en virtud de resolución judicial.
Creo que está bien tener presente, ahora más que nunca, el artículo 20 de la Constitución española. En la batería de recortes que va a llevar a cabo el gobierno de Mariano Rajoy que conocimos el viernes pasado hubo uno del que no se ha hablado demasiado. El recorte de 200 millones de euros en el presupuesto de RTVE que equivale a casi un 20% de los ingresos previstos para este año. A día de hoy la corporación tiene comprometido el 80% del presupuesto
Algunos consejeros proponen recuperar la publicidad en TVE que desapareció de la pantalla hace ahora un año. También barajan la necesidad de vender derechos deportivos e incluso el cierre de algún canal. Recordemos que este año hay Juegos Olímpicos.
Puede que algunos de los valiosos periodistas con los que cuenta la corporación estén actualizando sus currículums o preparando su incorporación a la empresa más grande de este país, el INEM, o el servicio público de empleo, como se llama ahora. Sería una pena tener que volver al Ce Ce O O, a abrir informativos con argumentos a favor de una guerra o a la censura a la hora de hablar de protestas contra el gobierno.
Como afirma Iñaki Gabilondo en su libro El fin de una época
«El periodismo, no está en su mejor momento para dar cabida a la reflexión ni para tratar de actuar con justicia. La comunicación periodística está sobreviviendo como puede a un gran cambio tecnológico sumado a un gran pánico económico, y en el interior de las empresas, en lugar de concentrarse en la eficacia comunicativa, trabajan sencillamente haciendo sumas, restas, multiplicaciones y divisiones».
Con este recorte presupuestario se está recortando nuestro derecho a la información.
Si continuamos por esta peligrosa senda pronto nos encontraremos con que la televisión se ha convertido en el patio de recreo de la derecha. Un patio, por cierto, muy poco divertido.