Entre “caucus” anda el juego
Cuando leo noticias acerca de las primarias republicanas me vienen a la mente las películas norteamericanas sobre elecciones donde todo es tan artificial y engominado que acabas creyéndotelo.
Cualquiera que haya visto Primary Colours o El Candidato sabe de lo que estoy hablando. Trajes caros, biblias, tradición, patriotismo, banderas a tutiplén, amas de casa, delantales, tintes rubios y Dios bendiga a América.
Los candidatos republicanos a la presidencia comenzaron el martes su recorrido a la nominación final del partido con la celebración del tradicional “caucus” de Iowa.
Esas «reuniones de vecinos» divididas por distritos electorales, en las que se vota a mano alzada y con mucha discusión. Igual lo que copia una multinacional de telefonía en sus anuncios no es el movimiento 15m sino a los caucus, aunque pensándolo mejor, la Puerta del Sol les queda más cerca.
El discurso de los candidatos tiende hacia el radicalismo conservador, o como diríamos aquí, huele a alcanfor que tira pá atrás.
Uno de los candidatos, el gobernador de Texas, Rick Perry, en un anuncio televisivo, criticaba el hecho de que los homosexuales puedan ingresar en el Ejército. Mitt Romney se ha comprometido, si llega a la presidencia, a vetar el Dream Act, una ley que permite la legalización de estudiantes indocumentados, y ha prometido construir una valla más alta en la frontera.
Y si entramos en las promesas electorales sobre política exterior dan ganas de salir corriendo. Rick Santorum, uno de los candidatos del Tea Party, aseguró que estaría dispuesto a bombardear Irán si el país se negara a permitir la inspección de sus instalaciones nucleares.
El congresista Ron Paul y el exgobernador de Massachusetts Mitt Romney parten como favoritos. El último es el candidato que más dinero ha gastado (casi el doble de lo que se han gastado los demás). Sin embargo, entre los más conservadores del partido, su candidatura genera escepticismo, entre otras razones porque cuando era gobernador firmó una ley de reforma a la salud similar a la que promovió Obama años más tarde. Por Dios, ¡Cómo vamos a dejar que los pobres tengan acceso a la sanidad!
Uno de los elementos más discutidos sobre Romney es su religión. Es mormón, un hecho que no todos ven con buenos ojos pero que él defiende diciendo que sus creencias nada tienen que ver con la política. Y ésta es la parte que se ve. Lo que está sucediendo en los impecables despachos de estos señores es más bien una película de terror.